miércoles, 9 de enero de 2008

Te invito a volar en mi fantasía


Te invito a volar en mi fantasía,
hermano del alma,
entre el gemido de los ojos y el agua
que se llevaron tu risa contenida.
Quiero soñar con parajes escondidos,
con gestos ya dispersos,
con vientos que acuñaron tus latidos.
Pero despierto del letargo en que vivo,
alma entristecida y el corazón amargo
sin comprender por qué te has ido.
Árboles de tierra y hojas fértiles,
que encienden los fuegos morados
de siete cielos con mares de bronce,
te esperan para envolver tu sueño,
hermano del alma.
Agujas que profanan tu carne dolorida,
manantiales azules y sonoros,
que llagan tu piel, precisamente allí,
donde las lunas de plata
producen sabor amargo en los labios.
Sólo tú, hermano del alma,
presencia inagotable de mi noche eterna,
me obligas a cabalgar
entre los parajes de la blanca espuma
que circundan la vida y la muerte.
Tu ya no sabes quién soy yo,
pero yo todavía sé muy bien quién eres tú.
Por eso me sacio de ti en los recuerdos,
y te invito a volar en mi fantasía
entre las grises olas de una noche sin luna.
Tu voz fue enterrada por campanas de duelo,
y vientos de sepulcros me golpean las arterias
ajenos a tu muerte y la mía,
sellando el labio a la inoportuna queja.
El frío que ahora siento lo llevo en el alma,
he aquí mis versos, lágrimas sentidas,
con las pupilas ajadas del desvelo.
Soñaba yo que me ahogaban los sollozos,
y me vi huérfano el corazón
llorando más que nunca tu ausencia.
Ya no hay dicha de horas compartidas,
hermano del alma,
todo es un lento sufrir callando
con espinas que duelen al tocarlas.
Rosas y espinas que embellecen las horas,
que gritan muy quedo tu nombre
entre las sombras que ocultan el sueño,
para dejar tan sólo rastros de amor
en el leve tono de las palabras dichas,
mientras voy a tu encuentro…
 
 

No hay comentarios: